Durante
siglos se ha hablado de la existencia de los vampiros. Estas historias se han
mezclado entre mitología y folclore en diferentes culturas de todo el mundo. Se
ha cuentan historias sobre entidades demoníacas y espíritus que acostumbraban beber
sangre, y que antecedieron a los vampiros. Desde culturas como la mesopotámica,
la judía, la griega y la romana tienen dentro de su folclore, historias de las
que ya hablaremos en otra ocasión.
Sin
embargo, se cree que lo que hoy conocemos como “vampiro” se originó en el
sureste de Europa a partir del siglo XVIII. La creencia de seres sobrenaturales
fue tan habitual en algunas zonas que provocaron casos de histeria colectiva,
lo que llevó a ejecuciones públicas de personas
sospechosas de ser tales vampiros. Durante
el siglo XVIII hubo un frenesí de avistamientos de vampiros en Europa oriental
que condujo a frecuentes desenterramientos con el objetivo de identificar y
matar a los potenciales no muertos.
Algunos gobiernos incluso llegaron a
dedicar funcionarios a la tarea de cazar y clavar
estacas en los cuerpos de los
posibles vampiros.
Algunas
leyendas originadas en el centro y el este de Europa, durante los siglos XVIII
y XIX, hablan de criaturas mitológicas que influyeron en las tradiciones
europeas, gracias a la literatura gótica y los relatos de los irlandeses Bram
Stoker y Sheridan le Fanu. Sin embargo, más de dos siglos antes de que Stoker creara
la popular historia de Drácula, Jure Grando, un campesino croata ya sembraba el
terror entre los aldeanos de Istria, lo que le ha valido el título de “el primer muerto viviente de Europa”. El
recuerdo de este “vampiro” sigue presente como atracción turística en Kringa,
la semidesierta localidad croata donde vivió, murió, revivió y fue de nuevo
muerto por sus paisanos.
En
el cementerio del pueblo, ninguna tumba lleva su nombre y nadie sabe dar pista
de ella. "Esa tumba jamás existió", aseguró con lúgubre fastidio una
mujer en el cementerio local. "Los vecinos probablemente derribaron y cubrieron
la tumba por miedo a que Grando volviera como vampiro para maltratarlos",
explicó con una misteriosa sonrisa Igor Rajko, empleado del museo dedicado al
vampiro. "Hay sepulcros sin nombre", añadió enigmático. Uno de ellos,
un imponente sepulcro anónimo, resistió todos los intentos de ser fotografiado
o filmado por la reportera: entre todos los archivos, sólo estos bloqueaban
continuamente el ordenador en un curioso fallo técnico.
La
leyenda cuenta que Grando falleció en 1656 y se levantaba de su tumba para abusar
sexualmente de su propia viuda, quien describió con horror cómo el cadáver de
su esposo se le aparecía con una sonrisa espantosa, la boca sangrienta y
haciendo un ruido horripilante esforzándose por respirar. Para acabar con el
maleficio, el párroco asaltó al vampiro con un crucifijo demandando que dejara
de aterrorizarlos, las lágrimas salieron a los ojos del espectro, pero Grando
siguió aterrorizando a la aldea hasta que fue necesario que un grupo de
lugareños lo atraparan y trataron de perforar su corazón con estacas de espino.
Stipan Milasic, logró acabar con Jure Grando tras una batalla feroz.
La
historia cuenta que ni siquiera el más conocido remedio contra los vampiros surtió
efecto y que en las noches siguientes Grando se vengó de sus agresores: tocaba
a las puertas de los que le habían atacado y en cada casa alguna persona moría
después de grandes sufrimientos como si alguien le hubiera chupado la sangre.
No fue hasta 1672 cuando, en un nuevo intento de poner fin a la maldición,
nueve audaces aldeanos y el párroco acordaron degollar a la criatura maléfica
mientras descansaba en la tumba. El más valiente entre ellos, un tal Stipan
Milasic, logró tras una batalla feroz cortarle la cabeza mientras el vampiro
saltaba y chillaba horriblemente. De la herida salió tanta sangre que cubrió a
los presentes. Cuando rebosó de la tumba, el monstruo finalmente se rindió.
Desde entonces la paz volvió a Kringa. La misma paz inalterada que ahora
perturban solo los turistas interesados en el vampiro. Es el más antiguo
vampiro documentado en Europa, con nombre y apellido y testigos.
El
vampiro de Istria fue ya descrito en 1689 por el historiador esloveno Johann
Weichard von Valvasor en El Honor del Ducado de Craim. También Herman Hesse se
refirió a él en 1925 en una obra sobre leyendas de brujería y espectros.
"Jure Grando es el más antiguo vampiro documentado en Europa, con nombre y
apellido, año de aparición, testigos, hasta la descripción de su carácter",
comentó el escritor croata Boris Peric. Peric estudió a fondo este fenómeno,
aseguró que la figura de "Jure vive hoy en la de Drácula" ya que el
caso inspiró, a través de Valvassor, la literatura de horror del romántico
siglo XIX. "Tras conocer el cuento, Lord Byron empezó a escribir su
Vampiro, terminado por John Polidori, sobre lo que luego se desarrolló toda esa
literatura sobre vampiros que conocemos, a partir de Stoker hasta las películas
que tenemos hoy", afirma.
Cierto
o no, la teoría de la existencia de los vampiros, mejor no se arriesgue y evite
los sitios por donde se le podría aparecer un vampiro, ja ja ja ja ja ja.
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