En casi todo el mundo se celebra el Primero de Mayo el Día
Internacional del Trabajador. Curiosamente, pese a que fue en Estados Unidos
donde se originó en 1886 debido a un lamentable hecho histórico, no se festeja
en esta fecha sino en septiembre. El cambio de fecha de esta celebración tenía y
tiene la intención de despojarlo de connotaciones socialistas y desvincularlo
de una clara injusticia: disolver de forma violenta lo que era una
manifestación pacífica con todo el poder del Estado en favor de la clase empresarial.
La huelga en una fábrica norteamericana en favor de los derechos del trabajador
acabó con la muerte de varios manifestantes.
La conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores pretende
reivindicar los logros en materia laboral, aunque aún existen muchas
injusticias en relación del trabajo digno. Se rinde homenaje a los Mártires de
Chicago quienes fueron ejecutados, su “delito”: exigir la reducción de la jornada
laboral a un máximo de 8 horas diarias. En México, puesto que es considerado un
día más festivo que reivindicativo, el sector servicios no cierra sus puertas y
sus trabajadores aún esperan ese 1 de mayo.
Origen de la conmemoración
A finales del siglo XIX, llegaban a Chicago cada año miles
de ganaderos desocupados. Estos centros urbanos acogieron a emigrantes llegados
de todo el mundo a lo largo del siglo XIX. En 1829, se formó un movimiento para
solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. La
legislación prohibía trabajar más de 18 horas.
A pesar de que, en 1868, el presidente Andrew Johnson estableció
la jornada de ocho horas, no se cumplía con ella. Debido a ello, las
organizaciones laborales y sindicales de EE. UU. se movilizaron. La prensa americana,
alineada con los intereses empresariales, calificaba el movimiento como “indignante
e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas”, y manifestaba que era “lo
mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo”.
El día 1 de mayo, la huelga
El 1 de mayo de 1886, 200 000 trabajadores iniciaron la
huelga. El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de
más de 50 000 personas y el día 3 durante una concentración, cuando estaba en
la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de
rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos)
comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno,
procedió a disparar a quemarropa sobre la gente dejando 6 muertos y varias
decenas de heridos.
La revuelta de Haymarket
Se concentraron en la plaza de Haymarket más de 20 000
personas que fueron reprimidas por 180
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Grabado de la revuelta de Haymarket, que muestra a Fielden dirigiéndose al público al tiempo que estalla un explosivo. |
Una vez más, la prensa estadunidense reprobó estos hechos reclamando
un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, responsabilizando a ocho
anarquistas y a las figuras prominentes del movimiento obrero. Inicialmente se
juzgaron a 31 personas, quedando en ocho. Hubo muchas irregularidades durante
el juicio, violándose todas las normas procesales, siendo calificado históricamente
como una farsa. Tres de los acusados fueron condenados a prisión y cinco a
muerte, los cuales serían ejecutados en la horca.
Obtención de la jornada laboral de ocho horas
A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales
accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de
obreros. La Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo.
La obtención de la jornada de 8 horas marcó un punto de
inflexión en el movimiento obrero mundial. Sin embargo, aunque la jornada de 8
horas está consagrada en el artículo 123 de la Constitución de 1917, no siempre
es respetada por muchas empresas privadas e, incluso, instituciones
gubernamentales. Con el concepto de empleado de confianza se viola el artículo
123 y se abusa del tiempo del trabajador.
El artículo 9 de la Ley Federal del Trabajo señala que el
trabajador de confianza es aquel que desarrolla actividades de “dirección,
inspección, vigilancia y fiscalización, cuando tengan carácter general, y las
que se relacionen con trabajos personales del patrón dentro de la empresa o
establecimiento”. Sin embargo, en la
realidad, se considera trabajador de confianza a quienes no necesariamente
desarrollan las actividades imputadas a un trabajador de esa categoría, pero que
es considerado así por el simple hecho de no ser un empleado sindicalizado.
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