Circula en la web una carta, desconozco al autor
y, supongo, se trata de una historia ficticia. Sin embargo sirve para ilustrar
un poco lo que sucede en las relaciones familiares entre padres e hijos. He
aquí la carta.
“Un padre
que pasaba por la alcoba de su hijo se asombró al ver la cama tan bien
arreglada y todo bien recogido. Entonces vio un sobre colocado de forma
prominente en el centro de la cama.
Estaba
dirigida a, "Papá”
Con la
peor premonición, él abrió el sobre y leyó la carta con las manos temblorosas:
Estimado
Papá, es con gran pesar y dolor que estoy escribiéndote. Yo tenía que escapar
con mi nueva novia porque quise evitar una escena con mamá y contigo. He encontrado
una pasión real con Ana y ella es tan buena, incluso con todas sus
perforaciones, los tatuajes, y su ropa apretada de montar la Motocicleta. Pero
no es sólo la pasión papá, ella está embarazada y Ana me dijo que estaremos muy
contentos. Aunque usted no la quiera ya que ella es mucho mayor que yo, ella ya
posee un remolque en los bosques y tiene una pila de leña para calentarnos
durante el invierno entero. Ella quiere tener muchos más niños conmigo y ése es
ahora también uno de mis sueños.
Ana me
enseñó que la marihuana realmente no hiere a nadie y la estaremos cultivando
para nosotros y negociándola con sus amigos para vivir, y conseguir toda la
cocaína y éxtasis que queremos. Mientras tanto, esperaremos que la ciencia
encuentre una cura para el SIDA para que Ana pueda mejorar, se lo merece, es
una buena chica.
No te
preocupes Papá, yo tengo ahora 15 años y sé cuidarme. Algún día estoy seguro de
que regresaremos a visitaros para que podáis conocer a vuestros nietos y a Ana,
la mujer de mi vida
Tu hijo,
Miguel.
P. D: Papá
nada de lo anterior es verdad. Yo estoy arriba en la casa del vecino.
Solo quise
recordarte que hay cosas en la vida mucho peores que la tarjeta del informe
escolar que está en mi escritorio.
¡Te
quiero!
Llámame
cuando pueda volver a la casa”.
Es verdad que muchas veces le damos demasiada
importancia a cosas que tienen remedio, démosle más importancia a nuestra
relación con nuestros hijos y nuestra familia. Valoremos en su justa medida
cada cosa y no dejemos que lo realmente valioso se escape de nuestras manos, la
vida es tan sólo un suspiro. Aprovéchala superando en familia los problemas que
cotidianamente plantea la vida.
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