¿De las heridas que recibiste cuando eras
pequeño?
¿De tus traumas de la infancia?
¿De lo que alguien más decidió que fueras?
¿De una relación que no te satisface?
¿De un trabajo que no disfrutas?
¿De la rutina de tu vida?
¡YA… LIBÉRATE! ¡Tira ya ese costal que llevas en
la espalda!, en él guardas el resentimiento, el rencor y la culpa.
Deja ya de culpar a otros y a tu pasado por lo
que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad de empezar otra
vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes otra oportunidad
para cambiar lo que no te gusta y para mejorar tu vida. La responsabilidad es
toda TUYA.
Tu felicidad no depende de tus padres, de tu
pareja, de tus amigos, de tu pasado… Depende sólo de TI ¿Qué es lo que te tiene
paralizado?... ¿El miedo al rechazo?, ¿Al éxito?, ¿Al fracaso?, ¿Al qué dirán?,
¿A la crítica?, ¿A cometer errores?, ¿A estar solo?
¡Rompe ya las cadenas que tú mismo te has
impuesto! A lo único que le debes tener miedo es a no ser tú mismo, a dejar
pasar tu vida sin hacer lo que quieres, a desaprovechar esta oportunidad de
mostrarte a otros, de decir lo que piensas, de compartir lo que tienes.
Tú eres parte de la vida y como todos, puedes
caminar con la frente en alto. Los errores del pasado ya han sido olvidados y
los errores del futuro serán perdonados. Date cuenta de que nadie lleva un
registro de tus faltas, SÓLO TÚ MISMO. Ese juez que te reprocha, ese verdugo
que te castiga, ese mal amigo que siempre te critica, ¡eres tú mismo! Ya déjate
en paz, perdónate, sólo tú puedes lograrlo.
¿Cuándo vas a demostrar tu amor a tus seres
queridos?, ¿Cuándo te queden unos minutos de vida?, ¿Cuándo les queden a ellos
unos minutos de vida? El amor que no demuestres hoy, se perderá para siempre.
Recuerda que la vida es tan corta y tan frágil que no tenemos tiempo que perder
en rencores y estúpidas discusiones. Hoy es el día de perdonar las ofensas del
pasado y de arreglar las viejas rencillas. Entrégate a los que amas sin esperar
cambiarlos, acéptalos tal como son y respeta el don más valioso que han
recibido… Su libertad.
Disfruta de tus relaciones sin hacer dramas. Si
pretendes que todos hagan lo que tú quieres o que sean como tú has decidido, si
pretendes controlar a los que te rodean, llenarás tu vida de conflicto.
Permite a otros que tomen sus propias decisiones
como has de tomar las tuyas, tratando siempre de lograr lo que es mejor para
todos. Así… podrás llenar tu vida de armonía.
¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de
tu vida?… ¿Que se arreglen todos tus problemas?, ¿Que se te quiten todos tus
traumas?, ¿Que por fin alguien reconozca tu valía?, ¿Que llegue el amor de tu
vida?, ¿Que regrese el que se fue?, ¿Que todo te salga como tú quieres?, ¿Que
se acabe la crisis económica?, ¿Que te suceda un milagro?, ¿Que por arte de
magia todo sea hermoso y perfecto? ¡Despierta ya!, ¡Esta es la vida! La vida no
es lo que sucede cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuando
tengas eso que tanto deseas. La vida es lo que está pasando en este preciso
instante. Tú vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo
estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento tu
corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan
oxígeno a donde se necesita.
En este momento algo que no podemos comprender,
te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte, reír, ¡hasta
llorar si quieres! No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar
todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y
agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el
canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijos. Pon tus manos
en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote: “Estás vivo, estás
vivo, estás vivo”…
Yo sé que la vida no es perfecta, que está llena
de situaciones difíciles. Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por
eso se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla:
Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir,
cómo reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos.
Si te preguntas… ¿Quién soy yo para decirte todo esto? Te contestaré que no soy
nadie, soy simplemente una versión diferente de lo que tú eres. Otro ser humano
más entre miles de millones, pero uno que ha decidido ser libre y recuperar
todo el poder de su vida… Espero que tú también decidas hacerlo.
Referencia:
El esclavo, de Francisco J. Ángel Real
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