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sábado, 20 de agosto de 2016

El circo de los Juegos Olímpicos, pero sin pan

Ahora que el público de todo el mundo tiene la atención puesta en los Juegos Olímpicos de Rio 2016, es momento de hablar un poco sobre el tema. Los juegos Olímpicos son uno de los eventos con mayor audiencia en el mundo, quizá después de la Copa Mundial de Futbol. Estos eventos se convierten en una orgía de horas de televisión, internet radio y periódicos; todos los medios nos abruman con miles de horas de información.

Los Juegos Olímpicos modernos se inspiraron en los del siglo VIII a. C. organizados por los antiguos griegos en la ciudad de Olimpia, entre los años 776 a. C. y el 393 d. C. El barón de Coubertin fundó el Comité Olímpico Internacional (COI) en 1894. Y, desde entonces, el COI se ha convertido en el órgano coordinador del Movimiento Olímpico, con la Carta Olímpica que define su estructura y autoridad. Este organismo ha tenido que adaptarse a una variedad de exigencias en el orden económico, político y tecnológico. Finalmente, los JO perdieron su identidad original con el amateurismo puro, según lo previsto por Coubertin, para permitir la participación de los atletas profesionales. Los importantes medios de comunicación de masas introdujeron el tema del patrocinio de las grandes empresas y la comercialización de los Juegos.

El COI originalmente se resistió a permitir financiamiento por parte de patrocinadores corporativos. Cuando se retira Avery Brundage (1972), el COI empezó a explorar el potencial del medio televisivo y los mercados lucrativos de publicidad disponibles para ellos. Bajo la presidencia de Juan Antonio Samaranch, los Juegos comenzaron a buscar patrocinadores internacionales que trataron de vincular sus productos con la marca olímpica.

Sin embargo, lo que realmente importa de éste y otros eventos masivos, no es el espíritu deportivo ¿o sí?, ni la armonía y la paz mostrada entre los países participantes durante la apertura, desarrollo y clausura. Se realza el orgullo nacional y la competencia justa durante las competencias entre miles de atletas jóvenes de todo el mundo, a la que asisten ya sea en persona o a través de los múltiples medios, miles de espectadores (principalmente acomodados) de muchos países. ¿Quién se atrevería a desaprobar un evento que promueve tan evidentemente la unidad y el entendimiento internacional?

Detrás de la amarga verdad de este cuento de hadas se encuentran las empresas transnacionales, especialmente los ''socios oficiales de los juegos (McDonalds, Omega, Coca Cola, GE, McDonalds, etc.) quienes vieron una oportunidad de oro en la enorme publicidad para aquellos que son patrocinadores de los equipos nacionales.

Una parte del coste de los Juegos Olímpicos es pagado por los enormes honorarios pagados por empresas transnacionales privadas por los derechos de televisión. Pero otra gran parte también es pagada con los impuestos locales o nacionales del país de acogida.

Toda la organización de los juegos olímpicos se lleva a cabo de manera que victimiza y empobrece a los grandes sectores de pobres y trabajadores del país; y está dando lugar a la construcción de instalaciones hiper-caras que después de los juegos serán privatizadas para ser utilizados por la élite rica.

La construcción de las instalaciones deportivas y los medios de transporte para los Juegos Olímpicos cuestan una enorme cantidad de dinero. El sector privado y el estado participan en la construcción de las instalaciones; los constructores privados se convierten en los operadores de las nuevas instalaciones por período de hasta 30 años. En otras palabras, enormes cantidades de fondos del estado se utilizan para garantizar las ganancias de las empresas en los próximos años.

Con el fin de despejar el camino para los nuevos prestigiosos proyectos que albergan a las instalaciones, muchas personas ven como sus hogares son demolidos o sus tierras confiscadas. Las muchas personas que se han quejado u organizado protestas son silenciadas violentamente.

Un caso famoso es el de YE Guogiang, que en el Día Nacional de China, en octubre de 2003, trató de suicidarse arrojándose desde un puente en la ciudad prohibida de Pekín frente a cientos de espectadores, en protesta por la demolición forzada de la casa de su familia y su restaurante. Sobrevivió y fue condenado a dos años de cárcel por "alterar el orden social". Su familia continuó protestando, pero fueron continuamente acosados ​​por las autoridades chinas. Como ese, se han repetido muchos casos en las sedes de los diferentes países donde  se han realizado los Juegos Olímpicos. Eso mismo ha ocurrido en Rio de Janeiro, Brasil.

Este es el patrón principal de los juegos Olímpicos. Características endémicas del capitalismo – gente desalojada de sus tierras con poca o ninguna compensación, explotación despiadada de los trabajadores migrantes, y una galopante corrupción de parte de funcionarios del gobierno - se han utilizado para crear un espectáculo de riqueza y poder, diseñado para impresionar a gente de todo el mundo.

Es una historia común de los países anfitriones, que la situación de la población ha empeorado debido a los Juegos Olímpicos. Los Juegos Olímpicos celebran el surgimiento de una clase dominante viciosa y corrupta que mantiene su poder mediante el uso brutal de la violencia y la censura.

Tal como sentencia Phil Hearse en su texto “The Bitter Truth about the Olympics” “No voy ver, me niego a ir a cualquier sitio que tenga en una pantalla de televisión transmitiendo los JO…” No importa si mi país gana o no alguna medalla, porque estaría validando a gobiernos corruptos (como el de México), y que están diseñados para promover la imagen de un régimen verdaderamente despreciable.

El pueblo de México no puede ni debe caer en la trampa de distraer su atención de los verdaderos problemas nacionales. El gobierno mexicano sigue, a su modo, la frase que utilizaba el Gral. Porfirio Díaz “al pueblo pan y circo”. Así, el gobierno distraía, y lo sigue haciendo, utilizando los eventos masivos para distraer al pueblo de la agenda gubernamental. Y es triste ver que seguimos sometidos bajo ese lema, pero sin pan.

Con información de:
Phil Hearse “The Bitter Truth about the Olympics” http://www.marxsite.com/Beijing_Olympics.html


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