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sábado, 5 de mayo de 2018

La efímera victoria de la Batalla de Puebla


Como cada año, nuestros gobernantes celebran con pompa y platillo la efímera victoria obtenida el cinco de mayo de 1862 en la Batalla de Puebla. Hemos escuchado hasta el cansancio la patriótica versión de que las huestes mexicanas infligieron una humillante derrota al ejército francés, el más poderoso del mundo de aquellos tiempos.

Todo comenzó en 1861 cuando el gobierno mexicano, encabezado por Benito Juárez, decretó la suspensión de pagos de la deuda externa. Francia, Reino Unido y España formaron una alianza y organizaron una delegación bélica para presionar el pago de nuestro país. Las potencias acreedoras enviaron tropas que arribaron a Veracruz en 1862.

Después de negociar con el gobierno mexicano fueron convencidos de que se trataba de algo transitorio, las delegaciones de España y el Reino Unido decidieron volver a sus respectivos países, excepto los franceses quienes anunciaron sus intenciones de ocupar México.

El ejército francés al mando del general francés Charles Ferdinand Latrille fueron recibidos por el ejército de los Zacapoaxtlas que, efectivamente, los vencieron y los obligaron a replegarse hacia Córdoba. Para que esta lucha fuera un verdadero triunfo Porfirio Díaz propuso ir tras ellos y hacerlos volver hasta el mar, pero el general Ignacio Zaragoza ordenó suspender el ataque. Zaragoza no supo, no quiso o no se atrevió a consolidar el triunfo. Tras esta primera derrota, las tropas invasoras se replegaron hasta Orizaba, se reorganizaron y se fortalecieron con más efectivos hasta contar con 30 mil.

Una vez reorganizados, el ejército francés volvió a enfrentare al ejército mexicano en una segunda batalla en Puebla en la que se perdió a pesar de la resistencia heroica y patriótica del General Jesús González Ortega en el sitio de 1863.

Sobre este hecho histórico nadie menciona nada obviamente por que se perdió. El ejército francés tomó la ciudad de Puebla y continuó su avance hasta la capital, tomándola el 7 de julio de 1863, mientras el gobierno de Juárez huía custodiado y protegido por el general Porfirio Díaz, quien se enfrentó y derrotó en 32 ocasiones a los franceses. Tampoco se menciona que el clero apoyaba a los invasores.

Esta ocupación francesa fue promovida por el hijo ilegítimo de José María Morelos, Juan Nepomuceno Almonte quien se alió con los conservadores para invitar a Maximiliano a tomar el trono el 10 de abril de 1864. Tras dos años de gobierno, en marzo de 1866, Maximiliano perdió el apoyo de Napoleón III quien retiró sus tropas del país dejando a su suerte al emperador. Juárez, quien se había refugiado en la frontera con su gobierno comenzó a recuperar el territorio con el apoyo de los generales Mariano Escobedo al norte y Porfirio Díaz al sur.


Después de una lucha fratricida, las tropas de Juárez derrotaron en la Ciudad de México a las últimas tropas conservadoras enemigas, perdonó a los franceses y fusiló a Maximiliano de Habsburgo, Miguel Miramón y Tomás Mejía. Sin embargo, la historia ignora los triunfos de Díaz y lo ha convertido en el tirano que todos conocemos. No se habla de su importante participación en la primera Batalla de Puebla, tampoco de sus más de 30 batallas victoriosas contra los franceses; menos aún de su aplastante triunfo en la tercera batalla de Puebla, en la que derrotó a los franceses.

En Estados Unidos se ha vuelto una tradición celebrar esta fecha como si se tratase de la Independencia de México. Lo triste es que muchos compatriotas del otro lado de la frontera también lo creen. Festejan con música de mariachi, mucha cerveza, tacos, burritos, frijoles y hasta con sombreros.

El Cinco de Mayo no es el Día de la Independencia de México, aunque quizá para el gobierno americano así les parezca ya que no deseaban a otra potencia extranjera al sur de sus fronteras. Para Estados Unidos es importante seguir la propuesta de la Doctrina Monroe de “América para los americanos”.

No es mi intención arruinarles la fiesta a nuestros hermanos poblanos, pero sí es importante que conozcamos la verdadera historia de nuestro país y no dejarnos manipular.

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