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martes, 1 de mayo de 2018

El día del trabajo, una asignatura pendiente


En casi todo el mundo se celebra el Primero de Mayo el Día Internacional del Trabajador. Curiosamente, pese a que fue en Estados Unidos donde se originó en 1886 debido a un lamentable hecho histórico, no se festeja en esta fecha sino en septiembre. El cambio de fecha de esta celebración tenía y tiene la intención de despojarlo de connotaciones socialistas y desvincularlo de una clara injusticia: disolver de forma violenta lo que era una manifestación pacífica con todo el poder del Estado en favor de la clase empresarial. La huelga en una fábrica norteamericana en favor de los derechos del trabajador acabó con la muerte de varios manifestantes.

La conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores pretende reivindicar los logros en materia laboral, aunque aún existen muchas injusticias en relación del trabajo digno. Se rinde homenaje a los Mártires de Chicago quienes fueron ejecutados, su “delito”: exigir la reducción de la jornada laboral a un máximo de 8 horas diarias. En México, puesto que es considerado un día más festivo que reivindicativo, el sector servicios no cierra sus puertas y sus trabajadores aún esperan ese 1 de mayo.

Origen de la conmemoración

A finales del siglo XIX, llegaban a Chicago cada año miles de ganaderos desocupados. Estos centros urbanos acogieron a emigrantes llegados de todo el mundo a lo largo del siglo XIX. En 1829, se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. La legislación prohibía trabajar más de 18 horas.

A pesar de que, en 1868, el presidente Andrew Johnson estableció la jornada de ocho horas, no se cumplía con ella. Debido a ello, las organizaciones laborales y sindicales de EE. UU. se movilizaron. La prensa americana, alineada con los intereses empresariales, calificaba el movimiento como “indignante e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas”, y manifestaba que era “lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo”. ​

El día 1 de mayo, la huelga

El 1 de mayo de 1886, 200 000 trabajadores iniciaron la huelga. El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 000 personas y el día 3 durante una concentración, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente dejando 6 muertos y varias decenas de heridos.

La revuelta de Haymarket

Se concentraron en la plaza de Haymarket más de 20 000 personas que fueron reprimidas por 180
Grabado de la revuelta de Haymarket, que muestra a Fielden
dirigiéndose al público al tiempo que estalla un explosivo.
policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.

Una vez más, la prensa estadunidense reprobó estos hechos reclamando un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, responsabilizando a ocho anarquistas y a las figuras prominentes del movimiento obrero. Inicialmente se juzgaron a 31 personas, quedando en ocho. Hubo muchas irregularidades durante el juicio, violándose todas las normas procesales, siendo calificado históricamente como una farsa. Tres de los acusados fueron condenados a prisión y cinco a muerte, los cuales serían ejecutados en la horca.

Obtención de la jornada laboral de ocho horas

A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. La Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo.

La obtención de la jornada de 8 horas marcó un punto de inflexión en el movimiento obrero mundial. Sin embargo, aunque la jornada de 8 horas está consagrada en el artículo 123 de la Constitución de 1917, no siempre es respetada por muchas empresas privadas e, incluso, instituciones gubernamentales. Con el concepto de empleado de confianza se viola el artículo 123 y se abusa del tiempo del trabajador.

El artículo 9 de la Ley Federal del Trabajo señala que el trabajador de confianza es aquel que desarrolla actividades de “dirección, inspección, vigilancia y fiscalización, cuando tengan carácter general, y las que se relacionen con trabajos personales del patrón dentro de la empresa o establecimiento”.  Sin embargo, en la realidad, se considera trabajador de confianza a quienes no necesariamente desarrollan las actividades imputadas a un trabajador de esa categoría, pero que es considerado así por el simple hecho de no ser un empleado sindicalizado.

Mucho falta por hacer en este tema. Por mientras, te pregunto: 

¿Cómo celebras este Día del Trabajo?




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